miércoles, 20 de febrero de 2008

Comentarios sobre Mateo (1)

Del Evangelio según san Mateo:

Mientras iban subiendo a Jerusalén, Jesús tomó aparte a los Doce y les dijo por el camino: «Ya estamos subiendo a Jerusalén; el Hijo del Hombre va a ser entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la Ley, que lo condenarán a muerte. Ellos lo entregarán a los extranjeros, que se burlarán de él, lo azotarán y lo crucificarán. Pero resucitará al tercer día.»
Entonces la madre de Santiago y Juan se acercó con sus hijos a Jesús y se arrodilló para pedirle un favor. Jesús le dijo: «¿Qué quieres?» Y ella respondió: «Aquí tienes a mis dos hijos. Asegúrame que, cuando estés en tu reino, se sentarán uno a tu derecha y otro a tu izquierda.»
Jesús dijo a los hermanos: «No saben lo que piden. ¿Pueden ustedes beber la copa que yo tengo que beber?» Ellos respondieron: «Podemos.» Jesús replicó: «Ustedes sí beberán mi copa, pero no me corresponde a mí el concederles que se sienten a mi derecha o a mi izquierda. Eso será para quienes el Padre lo haya dispuesto.»
Los otros diez se enojaron con los dos hermanos al oír esto. Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben que los gobernantes de las naciones actúan como dictadores y los que ocupan cargos abusan de su autoridad. Pero no será así entre ustedes. Al contrario, el que de ustedes quiera ser grande, que se haga el servidor de ustedes, y si alguno de ustedes quiere ser el primero entre ustedes, que se haga el esclavo de todos.
Hagan como el Hijo del Hombre, que no vino a ser servido, sino a servir y dar su vida como rescate por muchos.»


Acabamos de leer un importante pasaje evangélico en el que Nuestro Señor Jesucristo viene a manifestarse ante nosotros como un servidor, no como un Rey; como un obrero, no como un patrón. Esta manifestación es especial, ya que nos hace conocer el profundo amor que tiene Dios para con los hombres, ante los cuales se hace su servidor, siendo Él su Dios y Creador.

Este amor está vinculado con la vocación que cada cristiano recibe en su corazón, y es en ésta misma vocación en donde se ejerce, con perfección de caridad, el servicio a nuestros hermanos. La declaración de Jesús, ante el pedimento de que Juan y Santiago ocupásen gloriosos puestos en el reino, es clara: Eso será para quienes el Padre lo haya dispuesto.

El servicio de Cristo encontró su culmen en la cruz, y la cruz de Cristo no es otra que la obra de su amor y la consecuente obediencia al Padre, una obediencia genuina y pura que trajo la salvación al mundo entero.

¿Cuántas veces nosotros ejercemos, sin respingo, la vocación a la que hemos sido llamados? Ejercer este oficio divino, es hacer la obra de Cristo en la Tierra. Es hacer nuestro trabajo cotidiano conscientes de que trabajamos para el llamado de Dios, y no para los hombres. Es descubrir que en nuestras trincheras diarias también nosotros podemos salvar al mundo: ayudando al compañero de trabajo, al compañero de la escuela que no terminó de entender un problema, siendo solícitos con nuestros familiares, vecinos y amigos, asistiendo a aquella persona que quedó varada con su coche en medio de la carretera, etc.

No cometamos el error de buscar la gloria aspirada por estos apóstoles sin ponernos antes en manos de la voluntad del Padre. Redescubramos nuestra vocación, nuestra diaria misión a la que el Señor nos invita. Encontremos pues, mejor la gloria de Dios en nuestro corazón, en el quehacer ordinario, y hagamos de cada trabajo y momento de nuestras vidas una verdadera experiencia de Dios, una manifestación gloriosa de su obra en el mundo. Una obra de amor y salvación.

La Paz de Cristo sea con todos.



lunes, 18 de febrero de 2008

La Iglesia que estableció el Nuevo Testamento.

La Palabra de Dios nos viene de los romanistas
- Martín Lutero


Es común comenzar a hablar, entre cristianos de distintas corrientes, de la Biblia, dilucidar aspectos, contradecir, debatir y analizar versículos y contextos. Sin embargo pocas veces se aborda un tema crucial como el hecho de quién formó y cuándo el canon del Nuevo Testamento.

Para muchos hermanos evangélicos resulta un escándalo escuchar que fué en el seno de la Iglesia Católica donde se compiló y se estableció el canon neotestamentario. Es por eso que no comprenden lo que la doctrina católica enseña sobre Tradición , que fué la forma oral, y más común, en que los apóstoles enseñaban a sus discípulos¹.

En el momento en que el apóstol Pablo escribía: desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe en Cristo Jesús², se refería a las Sagradas Escrituras que hoy conocemos como Antiguo Testamento. En aquél tiempo todavía no estaban escritos, mucho menos compilados, todos los libros del NT.

Jesús no escribió absolutamente ningún libro. Si hubiera querido que la Fe viniera por la lectura solamente, él nos lo hubiera dicho, pero no fué así.

Algunos de los apóstoles (Pedro, Pablo, Santiago, Juan, Mateo y Judas) escribieron parte de las enseñanzas de Jesucristo; ninguno de los otros escribio cosa alguna, por lo menos no lo sabemos por los datos que existen. Si la interpretación particular de la Biblia fuera una regla divina, como enseñó Lutero, parece que fueron muy desobligados los apóstoles , porque varios de ellos se contentaron sólo con predicar. ¿Cómo cumplieron el mandato de Cristo entonces?. La cumplieron comunicando de forma oral (Tradición) el Evangelio de Jesús. Fue mucho despuéscuando se constituyo el canon que ahora conocemos.

El Concilio de Hipona (393 d. C.) convocado por el Papa Dámaso durante el sínodo de Roma en 382 d. C., representa la primera confirmación oficial del canon. En adelante, en las actas de los sínodos, lo mismo de los orientales que el de los occidentales y en los decretos de los Papas aparecen los libros del NT. En el Concilio de Cártago (397) se ratifican las decisiones de los concilios anteriores en cuato al canon. Aún se necesitó de otro concilio (Cártago II en 419) para reafirmar el canon porque todavía había dudas sobre las cartas de Santiago, Judas y Hebreos. Encontramos la lista de los 46 libros del AT (Biblia católica) en el Decreto Núm. 36 de este concilio. Todo esto ocurrió más de tres siglos después de la muerte de Jesús.

Por tal motivo resulta contradictorio y falto a la verdad, las acusaciones reiteradas de algunos evangélicos que acusan a la Iglesia de manifestar odio al hecho de que se leyésen las Escrituras.

Antes de que Martín Lutero tradujera tradujera la Biblia al alemán, ya existían en la Iglesia católica más de 600 ediciones de la Biblia, o fragmentos de ella, en 26 lenguas diferentes. Había 30 versiones de la Biblia en alemán antes de la edición de Lutero en 1534 (eruditos bíblicos encontrarían después más de 3 mil errores en su traducción). La primera Biblia impresa, fué producida bajo los auspicios de la Iglesia Católica.

A pesar de esto, los incautos y los difamadores, acusan a la Iglesia de intentar la destrucción de la Biblia, o de prohibir su lectura. Si hubiése querido, tuvo más de 1500 años para hacerlo.

En síntesis, [1]la Iglesia Católica en el siglo IV compiló el NT, ya esto nos habla de que esta Iglesia estaba inspirada por el Espíritu Santo, y [2] la Iglesia siempre ha procurado llevar a todos los hombres la Palabra de Dios. Claro, no faltarán los obnubilados que digan lo contrario, a pesar de los hechos.

La Paz de Cristo sea con todos.

--Inspirado en el texto del P. Daniel Gagnon OMI--

Notas:
¹
(1 Co 11, 2; 1 Tes 4, 2; 2 Tes 2, 15)
²
(2 Ti 3, 15)